martes, 22 de octubre de 2013

NAMASTE - EL SALUDO



Cuándo nos encontramos con una persona, que conocemos, le "prestamos atención"), le saludamos. Es igual en Yoga. Me gusta empezar y cerrar cada sesión con un saludo para "prestarle atención a lo que voy a hacer". El saludo marca el principio y el fin de la actividad, crea como un paréntesis en la vida cotidiana para algo especial.
Uso una postura, llamada Samasthiti, Añjali Mudrā o Pranamasana. Esta reverencia que se usa para saludar en muchos países asiáticos. En este caso se suele denominar Namasté que podríamos traducir cómo "te saludo, inclinándome ante ti".
Es muy sencillo: de pie, pies paralelos, espalda recta. Unimos las palmas de las manos a la altura del corazón y bajamos la coronilla, acercando la barbilla a los dedos. Antes de unir las manos, podemos abrir los brazos e inspirando, dibujar un círculo grande, cogiendo energía, prana del universo y, juntando las palmas encima de nuestra cabeza, bajar las manos exhalando, trayendo esa energía adentro.
Quedemos inmóviles unos momentos, concentrándonos en el equilibrio, en cómo nos sentimos Podemos imaginarnos, cómo se expande la energía por nuestro interior y, serenando la mente, nos preparamos para lo que vamos a hacer a continuación. Para terminar una sesión es como un botón de "salvar" para todo el beneficio que conseguí durante la sesión y también un agradecimiento por los beneficios obtenidos.
En esta postura, unimos lo externo con lo interno, derecha con izquierda, arriba y abajo, el yin y yang. Todo en equilibrio, todo en el centro. Este saludo se usa también como reconocimiento de la igualdad de todo y cómo muestra de respeto a lo sagrado que hay en cada cosa. Es un reconocimiento de un alma por otra alma.



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