lunes, 27 de noviembre de 2023

MALTRATO PSICOLÓGICO COMO PARTE INVISIBLE DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Yo también sufrí maltrato. No me gusta decir que soy víctima de violencia de género porque no me gusta que me vean como víctima, no me gusta verme a mí misma como víctima. Me considero una mujer fuerte y resiliente, sin embargo, tuve la mala suerte de conocer a un hombre y enamorarme de él e el cuál me maltrató psicológicamente. Como dice Pamela Palenciano en su monólogo: no sólo duelen los golpes. Al principio de la relación yo era una diosa para este hombre, pero poco a poco me quería amoldar, se enfadaba conmigo, se ponía celoso, no cumplía su palabra. Cortamos varias veces, pero me volvía a conquistar. Cuando cortó conmigo por tercera vez (en una relación de 4-5 meses), decidí mantenerme firme y no volver. Ahí empezó el infierno. El hombre me mandó 400 mensajes de WhatsApp en 3 días. Eso son 133 mensajes cada día, casi 6 cada hora…cada uno de ellos lleno de odio. Me llamó de todo menos bonita. De Diosa a Mierda. Algunos mensajes eran amenazas de muerte: “Te voy a envenenar el agua de tu casa,” acompañado de una foto de su mano que sostenía alguna sustancia azul. Después de esos tres días conseguí bloquearle no solo el acceso a las redes sociales, sino también instalar en el teléfono una aplicación que filtraba las llamadas. Porque también me sonaba el teléfono una y otra vez y la pantalla mostraba su número.

Pasé una semana sintiendo miedo. Mis vecinos estaban alertos, por si aparecía su coche y preparados a intervenir si veían una llamada mía. Después de esa semana puse una denuncia en la Guardia Civil y eso por fin paró el acoso. Para mí lo peor de esa semana no era el miedo que iba a venir hasta mi casa a hacerme daño físicamente a mí, mis perros o a mi coche. Lo peor fue el terror psicológico. Aprovechó mis debilidades, que había conocido durante el tiempo que estábamos juntos, para hacerme sentir miserable. Literalmente se había metido dentro de mi cabeza, dónde su voz me decía las cosas más horribles que todas tememos escuchar: eres una mala persona, eres una puta, nadie te querrá nunca, sólo te aprovechas de los demás, nadie te quiere, etc.

Esa época fue realmente terrible, me hizo dudar de mí misma. Hoy por hoy ya no me duele, no me da miedo. Hasta estoy agradecida que me haya pasado, porque me sirvió para aprender. Ahora conoceré a un maltratador (e psicópata que creo fue este caso) ya a la primera señal. Ya tengo el radar mucho más refinado. Hasta hice una coreografía (“Backwards” que significa hacia atrás) para expresar lo vivido y las emociones relacionadas con ello. Identifiqué patrones de estar en una situación de maltrato, en una relación de poder y sumisión: dar vueltas sin saber como salir de la situación; aprender estructuras automatizadas que se vuelven a activar como un piloto automático; sentir una enorme confusión cuando el mensaje que te dan contradice totalmente a tu intuición, pero la suprimes porque no quieres parecer una paranoica; cuando te hacen sentir y creer que la culpa la tienes tú por TODO, que tú eres la mala de la película.

El maltrato psicológico tiene muchas formas: celos, intimidaciones, hacer el vacío, menosprecio, aislamiento, culpabilizar, controlar el dinero/forma de vestir/ tiempo libre/acceso a RRSS/amistades, ningunear, quitar importancia, ridiculizar, desvalorizar…en este caso la víctima fue una mujer y el maltratador un hombre, pero el maltrato psicológico lo pueden sufrir todas las personas, independientemente de su género, edad, ingresos. Aún así, el maltrato de mujeres por parte de hombres es mucho más extendido y por lo visto tiene causas estructurales. Las niñas recibimos una educación, según la cual debemos corresponder adecuadamente y por eso muchas veces nos cuesta reconocer el maltrato y oponernos a él.

Así a veces nos hacemos hasta cómplices (aunque inconscientemente) de mantener estas situaciones de poder y sumisión. La ayuda de una psicóloga y la danza me ayudaron a superarlo y transformarme de una víctima de maltrato psicológico/ violencia de género a una SUPERVIVIENTE de esa violencia.

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