Aunque en su mayoría la práctica del Yoga aporta beneficios, es aconsejable consultar con tu
médico o terapeuta antes de empezar, en caso
que tienes alguna lesión o
enfermedad. Tal vez tendrás que
evitar algunas asanas durante cierto tiempo.
Existen
muchos tipos de Yoga, incluyendo sistemas de ejercicios, que no llevan este
nombre, pero funcionan en un nivel similar, tales como Pilates, Río
Abierto, Tai chi y Chi Kung, y muchos otros sistemas de culturas egipcia,
druida, china, que se parecen al Yoga. Elige el tipo de ejercicios, que más te
conviene, que más se adapte a tus necesidades. Con el yoga puedes sudar y
tonificar e incluso tener
agujetas o, por el contrario, alcanzar una sedación muy
profunda.
Ten
paciencia y sé sensible a los cambios pequeños. Aunque no se
sientan o vean inmediatamente después de una sesión, los
progresos estarán ahí. Las mejoras son sutiles. Se
requiere una práctica regular y prolongada. Después de
dos o tres meses empezarás a notarlas. No esperes que tu cuerpo cambie de un día para
otro.
No te
compares con los demás. Tal vez otra persona estire más o
llegue a acercar l tronco más a los muslos, pero eso no es
lo importante. Hacéis el mismo ejercicio, estiráis el mismo músculo.
Aquí no se trata de llegar sino de estar en la postura y experimentar
sin prisas todo el proceso. Se trata de disfrutar del “camino” hacia el asana, disfrutar del
estiramiento, del proceso que me lleva a la postura final. Y cuándo aprendes
a disfrutar y apreciar el proceso y te despegas del deseo de llegar al
resultado, te darás cuenta, que cada vez estiras un poco más.
Ayuda
trabajar con la mente, usar la visualización. Imaginarte que tus brazos llegan a tocar
tus pies, aunque en la realidad no es así. Si eres capaz de
imaginártelo, verte en la postura en tu mente, al cuerpo le ayudará hacer
el movimiento correcto e incluso hacer el ejercicio más
intensamente. Vendrá el día en que lo que te imaginabas, llegará a ser
realidad.
Tanto
Yoga, como por ejemplo Pilates, se concentran bastante en fortalecer la parte
central del cuerpo – los músculos lumbares y abdominales, pero también los
músculos de la espalda. El objetivo no es un vientre plano para
lucir en bikini (aunque no estaría mal), sino mantener
la columna recta y erguida. Eso ayuda, cómo ya comenté, a
que los músculos trabajen con el menos esfuerzo posible para mantener el
equilibrio y que los órganos internos tengan su correspondiente espacio. Los músculos
fuertes también protegen la columna de las lesiones.
En la
mayoría de las asanas NO se aguanta la respiración. Hay
que respirar normalmente (mejor por la nariz) y echando la barriga hacia fuera
al inhalar. Así los pulmones tienen más espacio para
expandirse junto con el diafragma y por lo tanto coger más aire.
Normalmente se indica cuando inspirar y cuando espirar durante las
asanas.
Respeta
el orden. Si una postura tiene varios pasos, no te los saltes, ni cambies su
orden para “llegar antes”. Cada movimiento, cada paso tiene su porqué.
Acostumbra tu cuerpo seguir el orden, así evitarás
posibles lesiones. En las posturas, en las cuáles se
oprime la barriga, siempre es aconsejable hacer primero el lado derecho y luego
el izquierdo: tiene que ver con la dirección del tránsito
digestivo.
Relajación: al
llegar a una asana, relájate. Emplea sólo los músculos
imprescindibles para su mantenimiento y relaja los demás. No
fuerzes nada. Llega sólo hasta dónde te es cómodo y siempre de una manera progresiva y suave. Evita los tirones
bruscos. Tu cuerpo te lo agradecerá:)
Namaste
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