La mujer auténtica es un proyecto de crecimiento personal/ evolución espiritual hacia el estado de plenitud, de ser una misma. Un proceso que a la vez estoy transitando yo y a la vez me ofrezco como guía para acompañar a otras mujeres que están en un proceso parecido. En el camino hacia ellas mismas, libres y auténticas.En el camino hacia la autoestima, empoderamiento y libertad a través de autocuidado, gestión emocional, sororidad.
Sinceramente creo que todas y todos somos la misma persona. No que todas las personas estemos conectadas o unidas, sino que somos la misma persona a la vez, por lo tanto si acompaño a otras mujeres, les ayudo a ser ellas mismas, en realidad me estoy acompañando a mí misma a través de ellas. El proceso individual y el proceso colectivo son lo mismo.
POr un lado está el proceso el cuál aún estoy transitando y por el otro la meta, el estado al cuál deseo llegar: ser auténtica. Hay una contradicción en esto, dado que ya somos auténticos. Y, sin embargo, a veces hace falta recorreer ciertos caminos, transitar ciertos procesos para darnos cuenta que siempre hemos estado en el mismo lugar, que es el adecuado.
La mujer auténtica no significa ser perfecta, ni buena. Es ser una misma, aceptarse a una misma, con luces y sombras, todo incluído. Tener el coraje de mostrarme tal y como soy. Lo cuál en un mundo patriarcal significa muchas veces no encajar con muchos de sus requisitos de como debería ser una mujer. Tener valor a no someterme a las espectativas que no sean las mías, liberarme de los corsets impuestos por la sociedad, algunos de ellos incrustados en mi propia manera de pensar de una manera muy sutil y casi impercibible en forma de creencias limitantes.
Y aunque si quisiera ser como me dicta/demanda/sugiere la sociedad, me volvería loca. Porque las espectativas son muchas veces contradictorias. Tal vez se contradicen a propósito, para que nunca nos sea posible cumplirlas, para que nuestra autoestima se mantenga baja, las mujeres sumisas por el miedo de ser tachadas de locas.
La mujer auténtica se construye a sí misma, a su imagen y semejanza, y no respondiendo a las demandas de los demás. Se respeta a sí misma, respeta a su límites. Se escucha y atiende sus necesidades adecuadamente, para luego escuchar y atender a los demás, si así lo desea. Se sostiene a sí misma para poder sostener, si es eso que le sale del corazón (o de otra parte de su ser).
La mujer auténtica tiene una profunda conexión con la Madre Tierra, respeta la naturaleza cíclica en la Tierra y dentro de sí misma. Se conecta con y se apoya en otras mujeres en vez de competir con ellas. Se abre al intercambio, al compartir y a los cuidados mutuos, creando sororidad.
La mujer auténtica no vive en automático, sino que fluye con la Vida, la cuida, sostiene, nutre y expresa de muchas maneras sanas y creativas: bailando, cuidando, pintando, dirijiendo, diseñando, cocinando, tejiendo, cultivando....una infiniddad de posibilidades para expersar la creatividad y exaltar la Vida.
La mujer auténtica respeta su cuerpo, confía en su sabiduría, lo habita, nutre y cuida.
Escucha su alma y el propósito de ésta, se deja guiar por la intuición, atiende a sus necesidades, sean físicas, emocionales, mentales o espirituales.
Busca la sanación de sus heridas y el equilibrio de las energías feminina y masculina que hay en cada una de nosotras.
Se hace madre cariñosa de su propia niña interior.
Es suficientemente valiente como para expresarse en todas sus facetas, trasmitir al mundo quién es de una manera asertiva, sin hacer daño a nadie. Su mirada es amorosa mire donde mire: hacia el mundo, hacia otras personas, hacia ella misma.
Comprende y acepta la etapa vital en la cuál se encuentra, siente una conexión profunda con la Naturaleza, la Vida, la Espiritualidad. Respeta e integra todas las partes que conforman lo Feminino. Se relaciona de una manera sana con hombres y mujeres. Reconoce el potencial propio y el de las demás personas, valora las diferencias que nos hacen únicas.
La mujer auténtica es un ser salvaje, no domestificado, ella es su propia medida, su propia jueza.
Siempre actúa con un respeto profundo hacia los demás, hacia la Vida.
Reverencia la Vida en todas sus formas, ve el mundo como un santuario.
Es fuerte y firme como la tierra, cuida y fluye como el agua, es apasionada e intensa como el fuego, éterica y espiritual como el viento.
Es el arquetipo que contiene todas las diosas de todas las religiones.
Es la bruja, la mujer sabia.
Es apertura, conexión, presencia y conciencia.
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