El
segundo fin de semana de junio tuve el privilegio de poder participar
en el Festival de Yoga Shanti Om, el más grande y sin duda más guay
en Galicia, que se organizó en Santa Comba ya por la cuarta vez. Fue
el año pasado, cuándo visité este festival por primera vez y quedé
encantada. Por lo tanto, cuando salieron las entradas para la edición
de este año, fui entre las primeras personas que se compraron el
bono para los tres días y marqué en el calendario el 14, 15 y 16
de junio cómo tiempo dedicado exclusivamente a Yoga, Danza,
Meditación y Bienestar.
La
verdad es que con cuatro salas y por lo tanto cuatro actividades a la
vez fue muy duro escoger, elegir. Aunque practico el Yoga desde hace
muchos años, el siddhi de multiplicarse no lo tengo dominado aún. Y
así me iba buscando el camino entre salas, talleres y actividades a
lo largo de la tarde de viernes, el sábado todo el día y buena
parte del domingo. Fui muy contenta con todas mis elecciones, aprendí muchísimo. El viernes fui directa a Biodanza. Luego me iba enterar
por fin de que va eso del Bowspring, pero no llegó el profe, y opté
por explorar el sitio de la acampada, construir mi casita y esperar a
mis amigas yoguinis. Por la noche disfrutamos ya juntas del concierto
de Carrie Tree, muy dulce.
El
sábado a tope. A las nueve de la mañana me dispuse a sudar en clase
de Vinyasa, seguida por Yoga de los 5 elementos (un concepto muy
parecido al que utilizo yo en el Eco Yoga). En la siguiente clase por
fin conocí la práctica del Bowspring, descubrí los fantásticos
beneficios del Yin Yoga, cosa que también incluyo en el Eco Yoga,
con la diferencia que lo llamo Yoga orgánico o movimiento orgánico.
Tengo
que admitir que después de comer aproveché el Nidra Experience de
Amrita Love Sound para echarme una reconstituyente siesta, que me
vino de perlas. Fue seguida por la Danza de la vida y luego ya no
aproveché la posibilidad de la última clase, dado que nos decidió
visitar el Sol después de unos días nublados, y así preferí
socializar en la parte de fuera, entre los puestos de feria, con
conocidos nuevos y antiguos. Por la noche nos deleitó otro
concierto, de Sirgun Kaur Khalsa, que era como un bálsamo para el
alma.
El
domingo empezó fuerte, con Rocket Yoga a las nueve en punto, seguido
por Yoga Tibetano y una experiencia chamánica a través de la Danza
de los 5 ritmos...y luego, para mí lo mejor del festival. Una
charla/actuación/cuentacuentos de Mario San Miguel. Me hizo reír,
me hizo llorar, reí llorando y lloré riendo, mientras reflexioné
sobre cuestiones muy profundas y complejas para recordarme que todo
es muy simple y sencillo. Gracias, Mario. Por la tarde fui a escuchar
el concierto de Adrián Barreiro Y
compartí las últimas maravillosas vibraciones del festival con la
música de Amrita. Marché más ligera, más alegre, más agradecida
a la vida, en unión conmigo misma y con los demás. Gracias Shanti
Om.
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